viernes, 12 de febrero de 2010

Sur de Vietnam y principio de Camboya

Como os dijimos en el último post, de Hoi An pusimos rumbo a la playa, en un nuevo intento de dorarnos al sol.

Siguiendo la dinámica que venimos teniendo, cuando llegamos a Nha Trang llovía y según fueron pasando las horas, llovía más. Acostumbrados ya a este suceso, echamos mano del plan B, visita cultural y nada de playa. Y nos encontramos con una ciudad, como poco, sorprendente. Por un lado la pagoda de Long Son, con dos gigantescos Budas, uno de ellos coronando la colina que se alza tras el templo y el otro el buda tumbado de grandes dimensiones encajado en un lugar imposible. En su interior, la pagoda, además del clásico gran altar con diversas divinidades nos regaló un momento artesanal: 3 vietnamitas trabajando sobre una estatua de la diosa Durga, concretamente plateándola. Una trabajo realmente laborioso, ejemplo del tiempo y esfuerzo que se dedica en este país a honrar a los dioses y sus templos. Y no podemos olvidar, las torres cham de Po Nagar al otro del río, más de diez siglos de culto hinduista.


Templo con Buda gigante en lo alto


Vista desde las torres cham

Después de este nuevo “no éxito” playero nos fuimos a la segunda gran ciudad de Vietnam: Saigón, conocida actualmente, desde el fin de la guerra como Ciudad Ho Chi Minh (sí, el padre de la revolución comunista vietnamita).

Primera toma de contacto a la 5:30 de la mañana, la hora de llegada. Aún a oscuras, la calle y el parque que teníamos delante estaba lleno de personas vestidas deportivamente haciendo gimnasia, en grupos o por separado. Parecía una declaración de intenciones sobre lo pronto que se iba a terminar la actividad por la noche, pero no. Saigón es una gran urbe que, como la mayoría de las ciudades vietnamitas, combina perfectamente las tradiciones y costumbres del país con la modernidad, occidentalismo y cómo no, la invasión turista. Así, los grandes edificios conviven con callejuelas ruinosas, los KFC con los puestos de comida formados por una sartén, un carrito de ruedas y 2 sillas de plástico, el wifi gratuito con cables enmarañados, las tiendas de marcas europeas con las marionetas de agua de más de mil años… Todo es posible en esta ciudad.


Marionetas de agua y su música en directo


Cableado, WIFI, mujeres vendiendo...

Nuestro recorrido se centró en los siguientes lugares: los principales mercados de la ciudad, en donde por fin encontramos un artilugio para café que veníamos buscando hacía días; 4 templos, el hinduista, la mezquita, la catedral católica y la pagoda más espectacular de la ciudad; y Cholón, el barro chino, con su mercado y sus muchos templos budistas.


Mercado de Saigón


La gran ciudad


Ofrendas


Medicina tradicional china


Entrada a un templo en Cholón


Interior del templo chino

Entre templos y mercados hicimos parada en el “Museo de los restos de la Guerra“. Un exposición de las grandes atrocidades de la guerra de Vietnam, contada desde el lado vietnamita, con algo de información histórica. No apta para estómagos sensibles. Yo (Marta) me fui, no recorrí más de un cuarto.


Entrada al Museo de los restos la guerra

Para ubicaros un poco, nuestro alojamiento en esta ciudad estaba en la zona mochilera, una versión del Khao San tailandés, llena de bares, puestos callejeros y turistas. En Vietnam el pescado y marisco son como el verde en el monte, así que el último día cenamos unas raciones de caracoles (para Bruno), almejas y navajas (para los dos). Todo muy rico, mmmmm!!! Pena la rata que nos pasó por las piernas a mitad de la comida. Asco, indigestión, desastre. Aaaaahhh!


Pescado y marisco fresquito


Navajas y cervezas pre rata

Al día siguiente, visita a Cu Chi, la red de túneles que construyó el Viet Cong para sobrevivir a los ataques estadounidenses en la guerra. Más de 200 km de túneles con viviendas, hospitales, cocinas y arsenales de armas. Nosotros sólo vimos unos metros de las entradas y nos resultaron realmente agobiantes y claustrofóbicos, y eso que están agrandadas para turistas.


Túneles de Cu Chi, mucho más grandes de lo que eran

Y así, con la historia reciente de Vietnam nos fuimos al Delta del Mekong, lo más al sur del país. Primera parada, My Tho. Un pueblito desde el que hacer recorridos por el río Mekong. Planteamiento, bueno, realidad, lluvia monzónica. Lluvia de salir con el chubasquero y sandalias para no inundar el resto del calzado. Otra vez, no! Actitud zen y descanso de 48 horas hasta el próximo destino. Y llegamos a la última ciudad de Vietnam, porque se nos acababa el visado, no por ganas de dejar el país. Chau Doc. Un día de paseo para ver lo poquito que tiene y embarque rumbo a Camboya!


My Tho y el muelle del que nunca salimos


Paseando por Chau Doc

Tras el fracaso de surcar el Mekong en My Tho, remontamos el río desde Chau Doc hasta la frontera camboyana. Dos barcos en ocho horas de travesía interminables. El trayecto más largo, en una caja de madera con motor y todo el ruido que éste era capaz de hacer. Cuando nos bajamos, dijimos con muchas ganas ¡HOLA CAMBOYA!


El principio de la travesía en el barco bueno


Remontando el Mekong


El segundo barco y su motor

El primer contacto con la capital camboyana fue un golpe de calor en la cara. Temperaturas muy altas, humedad y tráfico agitado. Tras una intensa búsqueda de habitación conseguimos instalarnos y salimos a descubrir la ciudad. Era de noche así que sólo nos dio para salir a cenar y dar una mini vuelta. El primer hallazgo de Phnom Penh fue el amor de ese pueblo por los dólares americanos. Los cajeros sólo dan dólares y la moneda local, el riel, es un complemento del billete verde.

Por la mañana visita al templo más antiguo y al que la ciudad debe su nombre, Wat Phnom, que significa el templo de colina. Después paseo por el río hasta la joya de la capital, el Palacio Real y la pagoda de plata. Arquitectónicamente los edificios del recinto son muy parecidos a los que se encuentran en su homónimo tailandés. Eso no llama la atención, lo que si lo hace es que, contra todo pronóstico, son los tailandeses los que copiaron el estilo khmer (camboyano) y no al revés. La Pagoda de Plata realmente es la joya, ya que su suelo está cubierto con 5 toneladas de plata, tiene un Buda sentado de cristal de Baccarat y una figura de Buda de pie escala natural de oro macizo de 90 kilos y decorada con más de dos mil diamantes. Muy fabuloso y digno de ver, pero demasiado para las penurias que pasa el pueblo camboyano. Por la noche city tour en coche con guía en argentino por parte de Eugenia y Lucas, y cena frente al río los cuatro en un lugar con historia.


Budas en Wat Phnom


El único elefante de la ciudad


Calle de Phnom Penh


Palacio real, fotos prohibidas en todos los interiores

Al día siguiente tocaba la parte fea del país, visita a los campos de la muerte y el museo Tuol Sleng, recuerdos de la cruel dictadura de Pol Pot, Khmer Rojo, que durante cuatro años asoló el país con horror y muerte. Éstos no fueron tan duros de ver como el de Saigón, pero la historia es mucho más terrible.


Monumento en los campos de la muerte con más de 19000 cráneos


Tuol Sleng. El colegio que se convirtió en la peor prisión del régimen


Mercado central

Con una visita al mercado central y a un par de mercados más terminó nuestra parada en Phnom Penh. Siguiente ciudad, la playa de Sihanoukville, donde por fin tuvimos sol!!! Pero esta parte la dejamos para la próxima entrada.

Beso grande,
Bruno y Marta